Cómo prevenir el dolor de espalda

Cómo prevenir el dolor de espalda

Cómo prevenir el dolor de espalda

Desgraciadamente el dolor de espalda es hoy en día un problema muy extendido en nuestra sociedad. Nos puede afectar a cualquier edad, tan grandes como pequeños, y puede llegar a ser una gran limitación en nuestra vida diaria.

El ritmo intrépido de nuestro día a día, el estrés, el sedentarismo, los malos hábitos posturales y la falta de conciencia corporal, son algunos de los motivos por los que hemos ido descuidando nuestra espalda.

Sólo cuando aparece el dolor nos hacemos conscientes de la importancia de tener una espalda sana, ya que la columna es la base que sostiene en nuestro cuerpo, mujer movilidad en nuestro tronco y protege el sistema nervioso. Por lo tanto, cuando estas funciones se ven alteradas, la patología de espalda puede ser muy invalidante.

Necesitamos recuperar la comunicación con nuestro cuerpo y aprender cómo mejorar la salud de nuestra columna.

Como lo podemos conseguir?

HIGIENE POSTURAL: cuando hablamos de higiene postural nos referimos a mantener las curvas fisiológicas de nuestra columna durante las actividades de la vida diaria. Cuando perdemos las curvas fisiológicas de la columna producimos una alteración de su biomecánica que provoca el sufrimiento de la estructura. A la larga, el cuerpo va perdiendo su capacidad de adaptación y empieza a dar señales en forma de sobrecargas musculares y dolores articulares, a los que si no tomamos atención, pueden desencadenar en lesiones más importantes (protusiones discales, pinzamientos, hernias de disco ...).

REALIZAR EJERCICIO FÍSICO CON REGULARIDAD, evitando los deportes de impacto y de alta intensidad. Combinar los trabajo cardiovascular con sesiones de estiramientos musculares. Esto nos ayudará a mantener un buen tono muscular y mejorar la elasticidad. La actividad física también nos ayuda a eliminar las tensiones emocionales y nos genera bienestar, de esta manera evitamos acumular estas tensiones en la musculatura, que es muy reactiva a nuestro estado emocional.

EVITAR POSICIONES ESTÁTICAS MANTENIDAS durante largos periodos de tiempo (sentados ante el ordenador por ejemplo) donde la fatiga muscular nos lleva a adoptar posturas inadecuadas.

SABER PARAR O BAJAR EL RITMO cuando aparece el dolor. El dolor es la señal de que algo no va bien, hay que parar y analizar que estamos haciendo mal y permitirnos descansar si el cuerpo nos lo pide.

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